viernes, 30 de diciembre de 2005

Taner

Carlos Gutiérrez
(Finalista Certamen Acumán 2005)
Blanca vive sola, con su perrito “Taner”. Cada vez les cuesta más trabajo a los dos el paseo diario. Ella tiene ochenta años, todo le duele; él es su paliativo. Se necesitan y se ayudan el uno al otro; van juntos a la compra, él espera atento afuera del súper. Su pensión es insuficiente, malviven, pero nada le falta a Taner, que es como su hijo. Blanca cuida las plantas de mi bar a cambio de dos desayunos; “sale una salchicha frita para Taner”, antes la devoraba pero cada vez la acepta menos gustoso. “Tiene cáncer de pulmón, nada podemos hacer, lo siento, Blanca”, dijo el veterinario. Toma su café, mientras acaricia tierna pero sin esperanza a Taner. Ella no me dirige la mirada pero veo todo el dolor en su rostro. Los vecinos la visitamos casi a diario. Taner se hace presente gruñendo, no nos quita su vidriosa mirada de encima, llena de cataratas, “grrr, aquí estoy, cuidado con mi ama”. Es como el clavo enmohecido que, viejo y retorcido, vuelve a ser clavo. “Se acerca el momento” me dice. Lo sabe pero le cuesta aceptarlo. “Mañana iré”. Llega al siguiente día con Taner, “no pude”, explica con la mirada perdida en la taza. Pasa la mano con dulzura por su lomo, él permanece echado, es un saco de huesos, ya ni se inmuta. No acepta que ninguno la acompañemos. Se presenta al siguiente día. Sola, terriblemente sola.

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