jueves, 24 de diciembre de 2009

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!


Los mejores deseos para estas fiestas;

que nuestros árboles se llenen de historias,

de relatos, poemas, libros,

de proyectos y momentos felices,

de sonrisas y risas;

que cada corazón se inunde de alegría,

que cada sueño sepa que es posible

y la ilusión nos dure todo el año.


¡¡FELICES FIESTAS!!

miércoles, 23 de diciembre de 2009

José Manuel Aparicio, semifinalista del certamen Fergutson de microrrelatos 2009

Seres Perfectos

José Manuel Aparicio

(Relato semifinalista del Certamen Fergutson de Microrrelatos 2009)

Apretaba las mandíbulas, gallardo, al mirarse al espejo cada mañana. Pelo engominado, camisa ajustada que remarca sus músculos, sonrisa blanca. Luego marcha al trabajo. Paso decidido, gafas de sol a la última. Se cruza con otros chulescos y se produce un encuentro de miradas puntiagudas como aceros, a ver quién es más duro e indestructible. Mascar de chicle enérgico, exagerado. Llega a un semáforo, rojo para peatones. Pasa sin mirar. Chirrido de frenos, chillido de transeúntes, chasquido de huesos, carne rasgada, zapatos volantes, chof de sangre que impregna las ruedas del camión. Después de todo, no era tan perfecto como él creía.

martes, 22 de diciembre de 2009

Lola Sánchez Lázaro ha sido semifinalista con tres relatos del certamen Fergutson de microrelatos 2009


Relatos semifinalistas de Lola Sánchez Lázaro en el Certamen Fergutson de Microrrelato:


Viaje sin retorno

Desde el dolor. Ese que se cuela sin permiso. Que te coge por sorpresa y te vacía en un momento, anulándote.
Desde la rabia. Que aparece después, con preguntas sin respuesta.
Y desde la tranquilidad que me recorre al enterarme de su muerte.”Asesinan a tiros a un joven de veintisiete años”, rezan los titulares.
Y mienten. Su vida acabó mucho antes, cuando esa intrusa, de nombre droga, vestida de sofisticación y encanto entró en su vida. Le encandiló, le hizo sentirse eufórico, para después encadenarle y guardar la llave, atrapándole entre sus redes, como a un pequeño pez.
Sus escasos ingresos no le permitían acceder a ella, y fue endeudándose con personajes poco recomendables.
Hasta hoy, que mirando el cuerpo tendido de mi hijo en una camilla del depósito, de esas tan acostumbradas al dolor ajeno, respiro pensando que se ha liberado.
Los tres disparos recibidos por el cuerpo ya agujereado de mi hijo, le regalaron un viaje sin retorno. A mí, me han convertido en un alma enlutada.


Como tantas otras veces

La comida transcurría en un hosco silencio, sólo roto por nerviosas risas infantiles. El padre, envuelto en una creciente agresividad, miraba a los niños sin verles, concentrándose en la madre. Ésta, que barruntaba la tormenta, se levantó para recoger la mesa tan rápido, que dos copas acabaron estrelladas contra el suelo. Sus manos temblorosas fueron esa vez la disculpa para el inicio de la violencia. Cualquier excusa era válida.Como tantas otras veces.Dio un puñetazo en la mesa y se acercó amenazante hacia ella. La mujer, ya sin lágrimas hacía tiempo, agachó la cabeza.Como tantas otras veces.Suplicante le rogó que bajara la voz, los niños estaban delante. Arropado por el calor del vino ingerido, la abofeteó. Por primera vez.Hoy, cinco años después, dos niños velan el cadáver de su madre.Como tantas otras veces.


Desde entonces

Hace ya dos años que se fue. Después de treinta de convivencia, se marchó sin despedirse.
Desde entonces, paseo por el ayer anhelando su presencia. Siento su risa flotar; veo su rostro, tallado por la edad, suspendido en el aire.
Me invade el olor del tiempo pasado, ese que no regresara. Ese que se rompió en la cuneta de una carretera.

Lola Sánchez Lázaro, semifinalista del certamen Fergutson de microrrelatos 2009

Desde entonces

Lola Sánchez Lázaro

(Relato semifinalista del Certamen Fergutson de Microrrelatos 2009)

Hace ya dos años que se fue. Después de treinta de convivencia, se marchó sin despedirse.
Desde entonces, paseo por el ayer anhelando su presencia. Siento su risa flotar; veo su rostro, tallado por la edad, suspendido en el aire.
Me invade el olor del tiempo pasado, ese que no regresara. Ese que se rompió en la cuneta de una carretera.

Lola Sánchez Lázaro, semifinalista del certamen Fergutson de microrrelatos 2009

Como tantas otras veces
Lola Sánchez-Lázaro
(Relato semifinalista del Certamen Fergutson de Microrrelatos 2009)

La comida transcurría en un hosco silencio, sólo roto por nerviosas risas infantiles. El padre, envuelto en una creciente agresividad, miraba a los niños sin verles, concentrándose en la madre. Ésta, que barruntaba la tormenta, se levantó para recoger la mesa tan rápido, que dos copas acabaron estrelladas contra el suelo. Sus manos temblorosas fueron esa vez la disculpa para el inicio de la violencia. Cualquier excusa era válida.
Como tantas otras veces.
Dio un puñetazo en la mesa y se acercó amenazante hacia ella. La mujer, ya sin lágrimas hacía tiempo, agachó la cabeza.
Como tantas otras veces.
Suplicante le rogó que bajara la voz, los niños estaban delante. Arropado por el calor del vino ingerido, la abofeteó. Por primera vez.
Hoy, cinco años después, dos niños velan el cadáver de su madre.
Como tantas otras veces.

lunes, 21 de diciembre de 2009

El Diletante. A voz en grito



El gato con botas


Los gatos somos como los cometas: tenemos cola y siempre hacemos lo que nos da la gana. Algunas personas dicen que los escaldados huimos del agua fría, estúpida contradicción propia de los humanos, porque en todo caso huiríamos del agua caliente. El agua en general, caliente o fría, no es santo de nuestra devoción.
El caso es que hace algún tiempo el Gato con Botas me solicitó encarecidamente que mintiese a mis paisanos y, en un día descuidado y perezoso, accedí por curiosidad. Nunca me perdonaré haber participado en semejante gatuperio; su solo recuerdo me hace sudar, y no precisamente como el gato de Algalia. Claro, ya saben aquello de que la curiosidad mató al gato. Propagué el bulo de que el Marqués de Carabás era el auténtico amo y señor de aquellas tierras y entoné loas a su profunda preparación, aguda inteligencia y sabios dictámenes, y así logré darles gato por liebre. Y luego lo que pasa, una mentira trae otra, un enredo engendra otro mayor, y al final la maraña es tan descomunal que nadie se aclara. Tanto es así que llegué al convencimiento de que el benjamín del rústico molinero era el auténtico Marqués de Carabás.
De resultas de tantas mentiras, bulos, y falsedades, el patán se llevó el gato al agua y se alzó con el poder. Durante largos años, los pobres campesinos debieron soportar la mala gobernanza del Marqués, del Gato con Botas y de las gentes de su cuerda. De todos ellos yo huía, arrepentido de mi culpa, como gato escaldado. Luego, los lugareños se vieron esquilmados y, empobrecidos, tuvieron que emigrar, y ya ni una raspa había que llevarse al gaznate.
Vamos, las mismísima caraba en bicicleta.

El Diletante

sábado, 19 de diciembre de 2009

Susana Corroto ha sido semifinalista con tres relatos del certamen Fergutson de microrrelatos 2009


Relatos semifinalistas de Susana Corroto en el Certamen Fergutson de Microrrelato:


Perseguido

Le perseguían enloquecidas por calles, plazas y parques. Corrían tras él gritando, las bocas desencajadas, muy abiertas; los ojos fuera de las órbitas, las manos al frente, extendidas, en un intento desesperado y ansioso por atraparle y, quizás, engullirle. Casi tan veloces como él parecían no rendirse nunca, seguras de que era sólo cuestión de un poco más de tiempo. Y lo era. Doblaron una esquina y se adentraron en un callejón oscuro. Él resbaló y cayó de bruces sobre el adoquinado húmedo. Todo estaba ya perdido. Cuando le dieron alcance, se precipitaron sobre él. Le estrujaron y pisotearon. Le tiraron de los pelos. Le mordieron, golpearon, aplastaron su cabeza. Zarandearon su cuerpo y gritaron con todas sus fuerzas dentro de sus oídos. Cuando ya no se movía, una de ellas profirió indignada: -Pero, ¡¿qué es lo que le pasa?!Las demás, aún jadeantes, se separaron de él, le miraron con desprecio,desdeñosas, y antes de dar media vuelta, otra exclamó:-Bah… Menuda decepción…. Con lo simpático que parecía en la tele…


El veraneo de Kalim

Kalim pasa el verano en la playa. Camina hechizado por el abanico de sonrisas, chapoteos y juegos de niños que a su alrededor se despliega. Un plataforma azul flota sobre el mar inmenso. Tiene un tobogán y dos escalerillas. Sueña que se desprende de la camiseta que lleva pegada al cuerpo y se lanza al fresco azul para nadar libre hasta ella y que pasa la mañana subiendo y bajando feliz por esas escaleras, lanzándose al agua sin cesar, como el resto de chiquillería. Risas, zambullidas, sombrillas de colores, juguetes hinchables y castillos de arena… Kalim adora la playa. Sonríe y sigue soñando. “¡Chico! Aquí tienes”, exclama la señora del sombrerito de paja. “¡Chico!”, vuelve a gritar, y el sonido de su voz desgarra la burbuja que flota sobre su cabeza, rompiéndola en gotitas de ilusión que se estrellan en la arena. Kalim toma el billete que le tiende la señora y le entrega el vestidito elegido. Recoge del suelo el fardo, se lo vuelve a cargar a la espalda y continúa su caminar lento, gritando “¡Barato! ¡Vestido barato!”, mientras su mirada infantil se pierde, como cada año, en el veraneo ajeno y en la fantasía, quizás, de uno propio.


Los Monstruos sí existen

Mamá dice que no existen los monstruos, pero yo sé que es mentira porque hay uno viviendo en casa. Le escucho cada noche. Cómo ruge, furioso, al otro lado de la pared de mi cuarto. Golpea los muebles, rompe cristales y tira cosas al suelo. Sé que mamá me miente para que no tenga miedo. Yo lo intento, de veras, intento con todas mis fuerzas ser valiente. Dejar de temblar. Salir del rincón que hay entre el armario y mi cama para enfrentarme con él, como harían los súper héroes de mis tebeos, plantarle cara, derrotarle y echarle de nuestra casa. Pero cuando comienzan los gritos, los portazos y siento retumbar el suelo, soy incapaz de moverme. Me quedo paralizado, mis piernas no responden y me siento el más cobarde de los hombres. Porque yo ya soy un hombre, aunque mamá se empeñe en engañarme diciendo que no existen los monstruos y yo haga como que la creo y no hubiera visto sus ojos enrojecidos o los morados que por las mañanas tiene en los brazos o, a veces, en las mejillas. Yo sé toda la verdad. Sé que se lo ha hecho él: el monstruo que vive en casa.

Visita el blog de Susana: http://palabrasmagicasdesusana.blogspot.com/

Susana Corroto, semifinalista del certamen Fergutson de microrrelatos 2009

El veraneo de Kalim

Susana Corroto

(Relato semifinalista del Certamen Fergutson de Microrrelatos 2009)

Kalim pasa el verano en la playa. Camina hechizado por el abanico de sonrisas, chapoteos y juegos de niños que a su alrededor se despliega. Un plataforma azul flota sobre el mar inmenso. Tiene un tobogán y dos escalerillas. Sueña que se desprende de la camiseta que lleva pegada al cuerpo y se lanza al fresco azul para nadar libre hasta ella y que pasa la mañana subiendo y bajando feliz por esas escaleras, lanzándose al agua sin cesar, como el resto de chiquillería. Risas, zambullidas, sombrillas de colores, juguetes hinchables y castillos de arena… Kalim adora la playa. Sonríe y sigue soñando. “¡Chico! Aquí tienes”, exclama la señora del sombrerito de paja. “¡Chico!”, vuelve a gritar, y el sonido de su voz desgarra la burbuja que flota sobre su cabeza, rompiéndola en gotitas de ilusión que se estrellan en la arena. Kalim toma el billete que le tiende la señora y le entrega el vestidito elegido. Recoge del suelo el fardo, se lo vuelve a cargar a la espalda y continúa su caminar lento, gritando “¡Barato! ¡Vestido barato!”, mientras su mirada infantil se pierde, como cada año, en el veraneo ajeno y en la fantasía, quizás, de uno propio.

Visita el blog de Susana:

Susana Corroto, semifinalista del certamen Fergutson de microrrelatos 2009

Los monstruos sí existen
Susana Corroto
(Relato semifinalista del Certamen Fergutson de Microrrelatos 2009)
Mamá dice que no existen los monstruos, pero yo sé que es mentira porque hay uno viviendo en casa. Le escucho cada noche. Cómo ruge, furioso, al otro lado de la pared de mi cuarto. Golpea los muebles, rompe cristales y tira cosas al suelo. Sé que mamá me miente para que no tenga miedo. Yo lo intento, de veras, intento con todas mis fuerzas ser valiente. Dejar de temblar. Salir del rincón que hay entre el armario y mi cama para enfrentarme con él, como harían los súper héroes de mis tebeos, plantarle cara, derrotarle y echarle de nuestra casa. Pero cuando comienzan los gritos, los portazos y siento retumbar el suelo, soy incapaz de moverme. Me quedo paralizado, mis piernas no responden y me siento el más cobarde de los hombres. Porque yo ya soy un hombre, aunque mamá se empeñe en engañarme diciendo que no existen los monstruos y yo haga como que la creo y no hubiera visto sus ojos enrojecidos o los morados que por las mañanas tiene en los brazos o, a veces, en las mejillas. Yo sé toda la verdad. Sé que se lo ha hecho él: el monstruo que vive en casa.

Visita el blog de Susana: http://palabrasmagicasdesusana.blogspot.com/

jueves, 17 de diciembre de 2009

María José Moreno, semifinalista del Certamen Fergutson de Microrrelatos 2009


Fatal equivocación

María Jose Moreno

(Semifinalista Certamen Fergutson de Microrrelato 2009)

Los siete enanitos contemplaban a Blancanieves, que dormía desde hacía dos días. El veneno que le suministró la madrastra, disfrazada de bruja, en una roja manzana, le procuraría la muerte si no llegaba un príncipe que la besara antes de las setenta y dos horas.
El tiempo transcurría veloz. Sabio buscaba una solución, sin éxito, y Gruñón rezongaba, inquieto, alrededor de la caja de cristal. El resto lloraba.
Faltaban unos minutos para que se cumpliera el plazo del que disponían. Se miraban unos a otros. Desconcertados, observaron que un pequeño y gordo sapo verdoso se apoyaba en sus patas traseras y dando un enorme salto cayó cerca de la cara de ella. Con su larga y pegajosa lengua rozó los suaves y rojos labios de Blanca, que al instante comenzó a mover los pies. Estupefactos, advirtieron que el sapo y una rana, verdse moe brillante, brincaban y se perdían en la profundidad de una sucia y negra charca. En la caja quedaba el vestido y lazo a juego de la princesa, prueba indiscutible de que el sapo se equivocó de cuento.
Visita el blog de María José: http://blogdemjmoreno.blogspot.com/

martes, 15 de diciembre de 2009

Ardilla Roja ha sido semifinalista con tres relatos en el certamen Fergutson de microrrelatos 2009


Relatos semifinalistas de Ardilla Roja en el Certamen Fergutson de Microrrelato:

Parpadeo
El parpadeo del cartel luminoso abstrajo a Miguel hasta otro tiempo, en el que la posición social y el dinero le permitían comprar todo lo que deseaba: coches de lujo, viajes e incluso, a veces, las más caras compañías.
- Aligere usted el paso o se quedará sin cenar -escuchó en apenas un susurro.
El aroma de jabón de lavanda desprendido del cuello de aquella mujer, fue una bocanada de aire fresco que endulzó por un instante su ensombrecido humor. La crisis económica le había quitado todo, más aún le quedaban las ganas de vivir.
- Ambos sabemos que yo no pagaré, pero… ¿querría usted cenar conmigo esta noche?
El futuro ya no era tan incierto. Su sonrisa auguró una feliz nochebuena en el albergue.


El estertor

Juro que me vi obligado. Como sabe, la crisis nos está llevando a todos a la ruina. Mi tienda de electrodomésticos es pequeña y no le convienen escándalos que espanten la clientela.
La señora, “con muchos humos” me dijo que necesitaba un estertor. Intenté convencerla de que se había equivocado de sitio; pero insistió y me amenazó con encadenarse al mostrador si no cedía a sus deseos. -¡Dáselo ya! -me apremiaban los otros clientes. Y ¿qué iba a hacer?, ellos son los que mandan.
La golpeé con lo primero que tuve a mano, esa tostadora que tiene usted delante. No le proporcioné el “estertor” que tanto reclamaba; aunque casi la mato. Ahora me denuncia por agresión. No es justo, señoría.

Fea

De reojo le veo quitarse las gafas y depositarlas en la mesita del rincón junto al libro que acaba de cerrar. -¡Qué fea eres!-, me dice con cara de bobo apoyando la barbilla en su mano derecha.
Frente al portátil hago esfuerzos para contener la risa."California Blue" de Roy Orbison suena en Radio Kiss, y la página del procesador de textos sigue en blanco. -¿Cómo es posible que seas tan fea?- Repite sin alterar el gesto.- ¡Idiota!- Exploto al fin -¿no ves que no me dejas escribir?-- Ya sabes que me divierte pincharte- contesta burlón.Satisfecho de su falso logro se levanta acomodándose la camisa por dentro del pantalón. –Voy a hacerme un té, ¿quieres uno?-
Por encima de la pantalla le observo. Desde que está en casa apenas escribo, pero me hace reír. A mi hermano le rompía los cromos cuando me llamaba fea, pero con él es diferente, diciendo lo mismo logra que me sienta guapa.


Visita el blog de Ardilla: http://ardilla-roja.blogspot.com/

Ardilla Roja, semifinalista del certamen Fergutson de microrrelatos 2009

El estertor
Juro que me vi obligado. Como sabe, la crisis nos está llevando a todos a la ruina. Mi tienda de electrodomésticos es pequeña y no le convienen escándalos que espanten la clientela.
La señora, “con muchos humos” me dijo que necesitaba un estertor. Intenté convencerla de que se había equivocado de sitio; pero insistió y me amenazó con encadenarse al mostrador si no cedía a sus deseos. -¡Dáselo ya! -me apremiaban los otros clientes. Y ¿qué iba a hacer?, ellos son los que mandan.
La golpeé con lo primero que tuve a mano, esa tostadora que tiene usted delante. No le proporcioné el “estertor” que tanto reclamaba; aunque casi la mato. Ahora me denuncia por agresión. No es justo, señoría.
Visita el blog de Ardilla: http://ardilla-roja.blogspot.com/

Ardilla Roja, semifinalista del certamen Fergutson de microrrelatos 2009

Parpadeo

El parpadeo del cartel luminoso abstrajo a Miguel hasta otro tiempo, en el que la posición social y el dinero le permitían comprar todo lo que deseaba: coches de lujo, viajes e incluso, a veces, las más caras compañías.
-Aligere usted el paso o se quedará sin cenar -escuchó en apenas un susurro.
El aroma de jabón de lavanda desprendido del cuello de aquella mujer, fue una bocanada de aire fresco que endulzó por un instante su ensombrecido humor. La crisis económica le había quitado todo, más aún le quedaban las ganas de vivir.
-Ambos sabemos que yo no pagaré, pero… ¿querría usted cenar conmigo esta noche?
El futuro ya no era tan incierto. Su sonrisa auguró una feliz nochebuena en el albergue.
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lunes, 14 de diciembre de 2009

El Diletante. A voz en grito

Los "regularhechores"

No existen los “regularhechores”.
Hay bienhechores, pocos, y malhechores, muchos; pero la mayoría de la gente somos “regularhechores”, esos que no existimos para la real academia de la lengua, y que en verdad no somos ni "pichí" ni “pichá”. Y si no hay palabra no hay vida.
Claro que a lo largo de la existencia, y según la música que nos toque bailar, podemos convertirnos circunstancialmente en bienhechores o malhechores; aunque volveremos a nuestro estado original de “regularhechores” en cuanto cesen las fuerzas causantes del cambio, debido a nuestra enorme resiliencia. Por todo ello, humildemente, y con el debido respeto, solicitamos la pronta aceptación del palabro por la academia de la lengua.

El Diletante

sábado, 12 de diciembre de 2009

Mar Solana ha sido semifinalista con tres relatos en el Certamen Fergutson de Microrrelatos



Relato semifinalista de Mar Solana en el Certamen Fergutson de Microrrelato:

La fila

Al pasar por la calle principal y tras tomar mi café en el bar de costumbre, me fijé en un hecho realmente insólito. Una larga e interminable hilera de personas recorría la calle, daba la vuelta por la perpendicular y parecía no tener fin. Lo más raro de aquello no era en sí la retahíla de gente, pues había visto muchas más veces a la multitud esperando turnos desde que la guerra acabó: la cartilla de racionamiento, las instancias y otras peticiones, la seguridad social, el paro… Lo más extraño y peculiar de la situación es que no se veía donde empezaba ni donde diantres acababa. Me propuse averiguar lo último y avancé en paralelo a la fila como siguiendo el afluente de un río, no me importaba si tenía que andar hasta el mar. Estuve días, creo que fueron varias semanas caminando hasta que, famélico y exhausto, llegué a una especie de malecón nimbado por el ocaso con unos bellísimos destellos malvas, dorados y cobrizos. En una barcaza amarrada a una gran boya, ¡por fin! , se podía ver a la primera persona de aquella colosal fila detrás de un enorme cartel que rezaba: “DECEPCIONES, RAZÓN AQUÍ”.

Visita el blog de Mar: http://marsolana.blogspot.com/

Mar Solana, semifinalista del Certamen Fergutson de Microrrelatos 2009

El sillón de don Matías
Mar Solana

(Relato semifinalista del Certamen Fergutson de Microrrelatos 2009)
Don Matías era comerciante de antigüedades. A él acudí en busca de un regalo de boda para mi amigo Ramón:
─Caballero, este no es un sillón orejero cualquiera, es el sillón de la sinceridad. Con él, su amigo podrá saber quiénes le aman verdaderamente y quiénes no ─exclamó don Matías, o más bien declamó con un tono cercano al histrionismo─. Los verdaderos amigos, los del alma, podrán pasar horas sentados en este sillón ofreciendo su amistad, cariño y apoyo a los recién casados. Los cínicos y oportunistas tendrán una rápida sensación de quemazón en el trasero y saldrán huyendo como alma que lleva el diablo. No lo dude, caballero, éste sillón tan especial es el mejor regalo de boda que usted pueda hacer… No se arrepentirá, confíe en mí ─me alentó don Matías con firmeza.
A la media hora ya tenía perfectamente empaquetado y dispuesto en mi baca mi original dádiva. Lo que nunca le conté a don Matías es que, en efecto, la sinceridad de aquel sillón acabó enseguida con mi escepticismo: la recién estrenada esposa de mi amigo Ramón salió corriendo como alma que lleva el diablo ─tal y como él mismo me contó-, cuando probó por primera vez aquel extraordinario asiento.

Visita el blog de Mar: http://marsolana.blogspot.com/

Mar Solana, semifinalista del Certamen Fergutson de Microrrelatos 2009

El infarto

Mar Solana
(Relato semifinalista del Certamen Fergutson de Microrrelatos 2009)
Martina yacía en el piso boca arriba y con los ojos desbocados como si acabara de ser presa de un enorme pánico. Su marido, disfrazado de un murciélago gigante, intentaba reanimarla; pero poco pudo hacer ya. Martina murió de un infarto a consecuencia de su desconocida y brutal fobia a estos mamíferos voladores de la familia de los vampiros. Tan sólo se trataba de una broma, pero ella nunca lo supo.
Visita el blog de Mar: http://marsolana.blogspot.com/

jueves, 10 de diciembre de 2009

El Diletante. A voz en grito



Aminatu Haidar o la dignidad


Cuando escribo estas líneas, la saharaui Aminatu Haidar lleva veintitrés días de huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote con el fin de obtener el permiso para volver a su casa en El Aaiún. No le permitieron regresar a su país y fue enviada, en contra de su voluntad, a España. Tuvo la “desfachatez” de atenerse a la legalidad internacional declarando, en un formulario, que su origen es el Sahara Occidental, territorio pendiente de descolonización según las Naciones Unidas, y no Marruecos, país usurpador del territorio desde la marcha verde en 1975 y la salida vergonzante de España. Y por ello se le retiró su pasaporte marroquí.
El gobierno de Marruecos incumple los pactos políticos y civiles firmados, incluyendo los derechos humanos, que el felón feudal se pasa por la entrepierna, y amenaza: “España debe elegir entre convivir con Marruecos, que demuestra su capacidad de controlar todo lo que sucede en su territorio, y luchar contra las plagas que le han afectado o convivir con una región con peligros que pueden tener consecuencias sobre su porvenir y el de Europa”.
El gobierno de España se acobarda, se encoge, mengua y mira hacia otra parte. Cumple la legalidad internacional sólo cuando le interesa, y en este caso no le interesa, y no tiene ni el valor ni la gallardía de enfrentarse a su vecino sureño.
Dos estados indignos, y en medio una pequeña, menuda, mujer revestida con la larga túnica de la dignidad.
—Conserve la vida por el bien de sus hijos —le dicen los españoles.
—Prefiero que vivan sin madre pero con dignidad —contesta Aminatu Haidar.
Ella es un grano en el culo del monarca alauita, dado el impacto internacional, tanto social como mediático, de su huelga de hambre, al asociarla a las tremendas injusticias que se cometen diariamente en el país vecino.
Ella es como un aldabonazo en la conciencia de muchos españoles que recuerdan nuestro torticero comportamiento con el pueblo saharaui.
Lastima que no dispongamos de un Colin Powell para exigir a Mohamed VI que resuelva la situación en diez minutos.
Nosotros sólo podemos unir nuestros corazones y esperar que Aminatu Haidar pronto pueda reunirse con sus hijos en El Aaiún; porque su muerte, como dijo Saramago, nos empobrecería a todos.

El Diletante



miércoles, 9 de diciembre de 2009

Felisa Moreno Ortega, finalista en el Certamen Microrrelatos Abogados del mes de noviembre



Vida eterna

Felisa Moreno Ortega

(Seleccionada Certamen Microrrelatos de Abogados -noviembre 2009)
Antes de convertirme en un espectro, fui abogado. Mi especialidad, salvar a indeseables acusados de delitos de malversación fondos. Políticos corruptos, funcionarios sin escrúpulos, dirigentes de ONGs que olvidaron su honrosa misión… En la jurisdicción en la que trabajaba, los fiscales me temían como a un sarpullido en las ingles, preferían pagar una multa por aparcar en zona azul, esas que nadie abona, antes que enfrentarse a mí y a mis métodos, no siempre legales. El morbo del éxito me había cegado, los elogios de mis clientes, las cenas de agradecimiento, las fiestas privadas, los regalos caros... Entonces no imaginaba que tendría que compartir con mis defendidos la vida eterna. Son fieras hambrientas, aprovechan cualquier oportunidad para despojarme de mis escasos bienes. Lo último fue arrebatarme la toga, ahora vago desnudo por los pasillos de los juzgados, entre las risas de los fantasmas de abogados honrados.

martes, 8 de diciembre de 2009

Doce mayores y un menor, de Bobby Zao


Doce mayores y un menor (cuentos)
Bobby Zao

(Editorial Dunken. Buenos Aires)
Bobby Zao me ha enviado desde Argentina un ejemplar de su nuevo libro de cuentos: Doce Mayores y un menor. Un libro que, como ya hice con sus Cuentos pequeños y terribles, recomiendo.
Bobby Zao nació en China en 1947 y reside en Argentina desde 1951. Es autor de la novela Las Despensas (Editorial Dunken, 2007) y Cuentos pequeños y terribles. Poesía: haikus (Editorial Dunken, 2008).
Os copio el inicio de uno de los cuentos de este libro:
Capicúa
Vi por primera vez a esta niña en el ascensor: los nuevos vecinos del 01M. Le pregunté cómo se llamaba.
-Ava -me contestó.
-Tenés un nombre capicúa.
Ella levantó la cabeza y me miro: celeste violento.
Camisa beige, pollera marrón, mochila y pasitos juegabaldosas.
Una tarde, cruzando el parque para ir hasta la ferretería, la volví a encontrar, leyendo, impasible, sentada en un largo banco verde.
-¡Hola! ¿Faltó la maestra? -la interrogué.
-¿Qué maestra? -preguntó.
-¿No estás en horario de clases?
-¿Qué clases?
-Vamos, nena, ¿no me digas que no tenías que ir al colegio?
-Yo no voy al colegio.
-¿Y para qué vestís así?
-Estoy vestida para inventar.
[...]

lunes, 7 de diciembre de 2009

El Diletante. A voz en grito


El depredador

El depredador devora, como si jamás lo hubiese hecho, tiernos tallos, pequeños pedúnculos, suculentos rizomas y engulle jugos y acuosidades al alcance de su lengua. Parece que, inusualmente, estuviese festejando; y digo inusualmente porque la normalidad en el depredador es el éxito, y por consiguiente la ausencia de celebraciones y alharacas. Los triunfos, debidos a la vehemencia y al ardor que utiliza durante la conquista, son tan numerosos que, una vez obtenidos, provocan en él un desinterés incluso mayor que el instigado por sus presas una vez cazadas. Esto sucedió hace muchos años; ahora el depredador, confundido en una maraña de situaciones, ni siquiera puede recordar. ¡Lo que no daría por un lance!

El diletante

viernes, 4 de diciembre de 2009

Sábados Literarios de Mercedes: "Cuento de Navidad"


El buscador de sonrisas

Paola del Campo

A muchos les sorprendió ayer el frío. Mi cuerpo, o quizás mi alma, intuía que llegaba y con él se acercaba la Navidad. Por la mañana deambulé desde muy temprano, y la nostalgia que pintaba con luces de colores aquellas navidades de mi niñez se habían perdido sin darme cuenta, fueron pasando cada una con menos ilusión que la anterior.
La nieve fue pintando mi pequeño pueblo de blanco detrás de mi ventanal. Me enfundé en mis botas, mi pelliza, un gorro peruano y gruesos guantes de lana. Mis pasos iban más aprisa que mi mente... Yo sabía que formaba parte de ese conjunto humano de personas que caminaban por la calle.
Esta vez, no sé otras, la Navidad iba vestida de hombre: un señor mayor, vivido, que en algún momento fue alguien y hoy…, hoy es un anciano feliz. Lo increíble es dónde radica su felicidad; simplemente en sacar una sonrisa a los demás. Este anciano tiene algo en su mirada. A mí, profana en esta materia, me transmitía una luz de inmensa paz que fluía desde su interior hasta arrancar a mis tristes labios una sonrisa.
Vive en el asilo. No, esta palabra es muy dura; pasa sus días en la residencia de mi pueblo. No lo conozco, no sé de dónde viene; aunque ahora sé dónde va cada mañana, haga frío o calor, chispee o caiga una tromba de agua. Cada nuevo día sale de la residencia; lleva un radio CD, de estos que regalas a los hijos por estas fechas y al final acaban en un rincón. Este buscador de sonrisas lo lleva colgado entre el cuello y la espalda con unas vendas, que imagino le pondrán las enfermeras. Le dejan salir por el pueblo con sus rancheras, baladas o pasodobles, pero hoy sus melodías eran villancicos: Marinero, marinero, haz en tu barca un altar. Marinero, marinero porque llegó Navidad. Noches blancas de hospital, dejad el llanto esta noche, que el Niño está por llegar, caminante sin hogar, ven a mi casa esta noche, que mañana Dios dirá. Caminante, caminante deja tu alforja llenar. Caminante, caminante, porque llegó Navidad… Va despertando una serie de extraños pensamientos en quienes le escuchamos, y él intuye que detrás de cada pensamiento hay una sonrisa que necesita ser arrancada a la gente. Recorre las calles y plazas, convida a la humanidad a escuchar, a perderse por los caminos de la vida y, mientras, él solo sonríe... No importa el frio ni la nieve que cae, él espera… Busca tu mirada y lo único que te pide de pago es un pequeño parón en tu ajetreada vida y que le sonrías asintiendo con la cabeza.
A pesar del frio que hacia decidí sentarme por unos momentos en las gradas de una tienda cerrada, limpie la nieve y me acomodé sin otra prisa que no fuera depositar mi atención en aquella música y en la dulzura de la sonrisa de aquel hombre.
Y en ese momento pensé que si la muerte venia a buscarme lo haría de manera amable. Sentada en los escalones y rodeada de un bellísimo paisaje blanco, mi mente decidió poner fin a su descanso y quiso imaginar cómo fue el pasado de aquel buscador de sonrisas… Y me pregunté: ¿tal vez fue un gran trabajador? Quizás un idealista de sueños, un luchador de ideas, buen padre, amante esposo. Y hoy…, hoy la vida lo ha convertido en buscador de sonrisas
Mientras, a mí la angustia me puede cada mañana encubierta de miedo, ese miedo al qué será del hoy, que no me deja ver lo que fue ayer y probablemente me aterra por lo que vendrá mañana.
Sé que él temor no me abandonará, llenar mi vida es como intentar llenar un botijo de agua en el desierto; pues quiero ser, tener, conocer, buscar, vivir a tope… Y al final de mis días, tal vez hoy o mañana, quizás me vea evocada a ser una buscadora de sonrisas. Pero mientras esto llega, sigo metida en el engranaje de esta cosa que llamamos existencia, por eso hoy el buscador de sonrisas y la paz que transmite han llegado a mí de la mano y, no sé por qué , me han dejado un regustillo extraño, y me di cuenta de que el mejor adorno de Navidad era una sonrisa.

Me voy a la pescadería, después al tinte a por unos pantalones, tengo que hacer las fotocopias de mi hija, llamar a mi hermana, planchar, la comida a las dos en la mesa, recoger la ropa del tendedero… Y quizás en algún momento del día encuentre un instante y una historia que me permitan aporrear las teclas de este viejo ordenador, amigo mío, que escriba lo que escriba nunca se queja.
Mientras, espero encontrarme de nuevo con el buscador de sonrisas.
Porque él ha logrado que esta Navidad la llene de ternura del pasado, aderezada con el valor necesario para el presente y la endulce con la esperanza de un futuro. En los abetos de cada hogar deseo que cuelguen bendiciones llenas de amor imperecederas y que cada uno de nosotros encuentre la paz que necesita su alma.
Esta semana conduce Mercedes. Puedes pasear por todos los cuentos navideños desde su blog:

Sábados Literarios de Mercedes: "Cuento de Navidad"


Este sábado conduce Mercedes con la propuesta "un cuento de navidad".
Puedes saber más en el enlace de los Sábados Literarios:
Recuerda reservar tu sitio en el blog de Mercedes y tener el relato hoy viernes en tu blog

martes, 1 de diciembre de 2009

Issa Nobunaga, de Carlos Almira Picazo



Título: Issa Nobunaga
Autor: Carlos Almira Picazo
Tamaño: 21 X 14 cm
Páginas: 256
Encuadernación: Rústica con solapas
Colección: Volution nº1
Género: Ficción Histórica
Zonas de interés: Japón, Historia universal, batallas épicas, costumbres japonesas.
EAN 978-84-937199-2-0
PVP: 15,95 €

Editorial: www.nowevolution.net
Correo de contacto del autor: carlosylola@gmail.com

Presentación 10 de diciembre de 2009 a las 20:30 en la librería Nueva Gala de Granada.

Japón: termina el siglo XVI; el país se deshace en guerras interminables entre los poderosos señores feudales; el poder del Emperador ha decaído hasta volverse meramente simbólico; los daimios provinciales ya no obedecen a ningún gobierno ni a la Corte Imperial; los primeros viajeros portugueses introducen el país entre sus mercancías, las armas de fuego y el cristianismo.Uno de estos daimios, el señor Nobunaga, tiene dos hijos: Issa y Oda. Issa Nobunaga, el primogénito, carece de ambiciones y de aptitudes para heredar el señorío, enzarzado en guerras con sus vecinos, y se inclina por la poesía y la vida vagabunda; por el contrario su hermano, Oda Nobunaga, posee un excepcional talento político y militar, pero su nobleza le impide conspirar contra Issa para suplantarlo ante su padre; no tendrá que hacerlo porque, antes de la muerte de éste último, Issa Nobunaga desaparece dejándole toda la herencia.Desde ese momento toda la actividad de Oda Nobunaga se dirige a encontrar a su hermano perdido, y a someter a los feudos, vecinos y lejanos, y unificar el país bajo la autoridad del Emperador (que vive en una cabaña en los arrabales de Kioto). Para ello no dudará en aprovechar las armas de fuego y las técnicas militares introducidas por los portugueses. Sin saberlo, irá poniendo uno a uno, los peldaños de su trágico final.