sábado, 2 de mayo de 2009

Sábados de Mercedes. Tema libre

Paola del Campo
Sé que por mucho empeño que ponga en esta carta nunca llegará a tus manos. Por muchos sellos que lleve, y aunque la certifique, jamás arribara al puerto donde te encuentras.
El destino quiso separarnos cuando más te necesitaba. Hoy, veinticinco años después, te sigo llorando.
¿Por qué te fuiste? Dejaste mi alma vacía, mi corazón herido y en lo más profundo de mis entrañas se congeló mi sonrisa y mis latidos enmudecieron. Maldigo al mundo que no se detiene, reniego del que se ríe y no sabe que lloro por dentro. ¡Te necesito!
Quiero verte, que me digas si soy lo que esperabas, si te defraudé, si sientes añoranza.
Aún hay días que imploro me lleves contigo.
Admitir tu ausencia era ignorar el pilar que sostenía mi planeta. ¿Dónde te podía buscar? Anhelaba cada mañana oír tu risa al levantarme, reconocer tu voz en cada rincón de casa, tu beso de buenas noches. ¡Dios mío! ¿Por qué lloro? Por mi vacío, la soledad que me mata, o lloro por ti. Conmiseración conmigo mismo, eso es lo que me afligía... eso es lo que sufro.
Necesito creer que sabes de mí, deseo que sientas orgullo de lo que construí: arquitecto de ilusiones, proyectos acabados, senderos recorridos, lamentos en mis ojos y sollozos en mi alma ¡Vuelve!
Quiero velar tus sueños ¡Te lo debo! Tú velaste los míos. Pedazo de barro que moldeaste, hiciste de mí lo que soy. Aliviaste mis enfermedades y hoy me pregunto si logré dulcificar las tuyas.
Aún lo recuerdo, hacía frío, ese frío del norte que se mete por los huesos, te hiela el espíritu y te congela las entrañas. Llovía, la lluvia me daba en la cara y arrastraba mis lágrimas ¡Tú no podías verlo!
Grité en mi soledad, le grité al mundo cuánto lo odiaba; blasfemé sin importarme ir al infierno, pues en él me hallaba.
Caí de rodillas tras la última palada, te perdí cuando más te necesitaba. Con los puños golpeé la tierra que nos separaba y en ese momento maldije...
Fuiste la reina de mi corazón, madre, mas no te lo pude decir... Sólo me quedan recuerdos, alguna foto y tu nombre en el aterrado mármol de tu lápida.
Tu hijo.

17 comentarios:

Ardilla Roja dijo...

RAS

Rien a signaler, apuntan los médicos cuando no tienen nada que decir.

A mi me has dejado muda y a ras de suelo. Te hago palmas que ni se oyen de lo lejos que estoy de ti.

Gracias Paloma.

Gracias también a ti profe por mostrarlo.

balamgo dijo...

Sinceramente un relato entrañable y estremecedor por la ausencia.
Un saludo.

tag dijo...

PRECIOSO.

Un beso

Any dijo...

Hermosa carta, triste, sentida y llena de amor por el recuerdo de la madre.
Uno se consuela un poco, pero nunca olvida y el dolor por esa pérdida es eterno.
un abrazo

Susana dijo...

Qué degarrador tu relato, Paola. Me has emocionado con él.

Un abrazo

chonoman dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios.
Es una carta a mi suegra, fue una gran mujer.
El tiempo mitiga el dolor pero no cubre su ausencia.Simplemente me he puesto en la piel de mi marido.
Besotes.
Paola.

Lupe dijo...

Hola Paola: Me ha conmovido tu carta. Es un fiel reflejo de sentimientos muy profundos alimentados por el dolor de esa ausencia que, sólo podemos ir mitigando rellenando ese hueco con bonitos recuerdos.

Me alegra mucho encontrarte en el bus de los sábados.

Un abrazo para ti, y otro para el profe.

Maat

Carmina dijo...

quiza por el momento delicado en el que me encuentro, me han llegado muy hondas tus palabras, una bella carta, bien escrita con mucho sentimiento, con mucas figuras literarias, ante todo y sobretodo transmites mucho sentimiento y has logrado transmitirme el dolor y la ansiedad de la persona que lo escribe, te has puesto muy bien en la piel de tu marido, seguramente te habra hablado tantas veces de su perdida y su vacio que tu lo has adornado y has hecho una preciosa carta

Juan Manuel Rodríguez de Sousa dijo...

Paola, un pozo de tristeza has dejado escrito, entrañable también,

un beso, a ver para cuando tenemos tu nuevo blog preparadito, ya sabes, si tienes alguna duda, avísame,

un saludo
Juanma

Anónimo dijo...

Que carta conmovedora!!! me recordo a mi padre.

Saludos.

Anónimo dijo...

He considerado, justo hasta el final, que podrìa ser su padre. Pero no su madre.
¿Arquitecto de mis ilusiones!
Eso me ha gustado.
Un saludo,
Tèsalo.

Carlos Alberto dijo...

Que hermosa carta tan conmovedora...
Es una gozada el leerla y con tanto sentimiento.

Gracias Paloma.

Un placer...

CARLOS.A

Mimí- Ana Rico dijo...

Uauuu!
Que me has tirado a mí la palada!
Muy buena, Paola.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Dios!...qué triste y doloroso!..
cada palabra como un puñal clavado. Muy conmovedor.


Saludos de sábados literarios

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Precioso y desgarrador relato. Es un verdadero palo cuando se muere una madre; pero lo es más cuando te deja siendo uno tan joven.
Un abrazo

Paloma dijo...

Emotiva y dolorida carta... Ella no volverá y tu pérdida seguirá contigo. Sin embargo, seguro que allá donde esté te coge en brazos como cuando eras niño y esconde tu cabeza en su regazo para que no temas.

Tierna parada de bus. Besos.

XoseAntón dijo...

No puede mostrar mejor su ausencia; falsa, lo siento pero la ausencia de una madre siempre es falsa. Ellas nunca nos abandonan; se vayan a donde se vayan, permanecerán con nosotros mientras las recordemos. Es ley.

Hermoso homenaje, Paola.

Bikiños