sábado, 18 de julio de 2009

Sábados literarios: Mi aspecto, mis costumbres



Mi aspecto, mis costumbres
Paola del Campo
Para saber cómo soy, cuál es mi aspecto y el porqué de mis costumbres, he abierto la puerta de mi vida. He intentado discernir el milagro de la vida…, de mi vida.
Las brasas de mi pasado aún arden en ese lugar llamado recuerdo. ¿Puedo pasar?, le pregunto al tiempo; y éste me deja traspasar de nuevo aquel umbral.
Apoyada en el quicio de la puerta, dejo que desfilen todos los momentos que hicieron de mí lo que soy, con todo lo bueno y malo que tengo, y permito que la luz de las brasas tomen forma, que sean mi voz…, la voz de mis recuerdos.
Mis pies se tronaron alas y emprendí mi vuelo… Ortuella, el pueblo de mi niñez, las campanas tocan a misa, colonia en el pelo y una sonrisa en la puerta:
—Recuerda, hija, no puedes comer nada hasta que comulgues; ni siquiera chicle, ya sabes que es pecado.
Pero el puesto de chuches camino de la iglesia te salía al paso, los chicles eran la tentación del diablo y tú luchas el chicle o el pecado. Y si alguna vez pudo el primero, recuerdo que lo tiraba antes de entrar en la iglesia y me frotaba las manos fuertemente contra la ropa como queriendo borrar la culpa..., aquella culpa que me inculcaron.
Acuden a mí palabras, miradas tiernas…, hurañas, frases detenidas en el tiempo, bailes… Y me doy cuenta de que los recuerdos han crecido conmigo, me ayudaron a formarme como persona; las costumbres, mis costumbres, los mayores dejaron en mi una semilla…
Mi ama me peina con dos coletas, me pone la ropa de los domingos y los zapatos de charol...
—Hoy te hacen una foto en el cole. —Y yo muestro la mejor de mis sonrisas. Mis dientes son de leche y algunos brillan por su ausencia.
Todos los niños del pueblo tenemos la foto, la misma estampa con distinta cara. Un boli en la mano, una sonrisa y gran mapa de España a la espalda.
Entornos, momentos, instantes que hacen mella se establecen en nuestro ser, se adhieren a nuestro cerebro y logran hacer lo bello más bello o trastocar nuestros sentimientos…
Los recuerdos, las costumbres se repiten una y otra vez… a lo largo de mi vida:
Es de buena educación tratar de Usted a nuestros mayores; un coche fúnebre desfila por el pueblo, debemos detenernos y santiguarnos; el Cara al Sol en el patio del colegio, te guste o no… Y al fondo las canciones de nuestros juegos luchan por salir, por hacerse un hueco…
Cantinerita, niña bonita,
si y o pudiera logra tu amor…
Emociones, imágenes que nos asaltan... Nos perturban y nos dejan sin aire, nos rompen el aliento y frenan nuestro corazón.
El Dios te Salve, el Padre Nuestro, el Yo Pecador se mezclaban con el juego del hinque, los campos quemados, tres navíos en el mar…, los chicos en un lado las chicas en el otro, miradas furtivas, caras rojas, risas a escondidas…
—Qué guapo es tu hermano, fulanita.
— Qué va, si es tonto el pobre.
—Pues tú dirás lo que quieras, pero yo le veo muy guapo.
Y la cara de tu amiga es un poema… ¿Guapo mi hermano?

Ahí está… mi ser late, permanece conmigo, porque de lo que me enseñaron aprendí a quedarme con lo bueno, con aquello que no hace daño, me educaron para saber escuchar, respetar y ayudar. Me inculcaron que mis actos debían de ser buenos nunca fugaces y perdidos en el tiempo, que aquel que da es más rico que el que recibe.
Guiaron mi vida por dos máximas que siempre me acompañan:
Si quieres que te respeten, respeta.
Y nunca olvides: Que allá donde fueres haz lo que vieres.
Las palabras de los míos me llegan como susurros, conviven y comparten mis momentos de vigilia y de sueño. Maduraron conmigo; no han muerto y a veces parecen dormidas en el baúl de mis recuerdos, pero siempre despiertan a tiempo.
Repito: Allá donde fueres haz lo que vieres.
En ese pequeño refrán se resume quién soy yo y cuáles son mis costumbres.
***
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15 comentarios:

Alfredo dijo...

...Bueno!!!
Una vida de detalles, recuerdos y costumbres, siempre he creido que era el propietario en exclusiva de algunas situaciones y sentimientos, leyéndote (que de nuevo, es un placer) me doy cuenta de cuantos hemos vivido lo mismo en diferente lugar y momento.
La comunión, sobre todo la primera, a la que me enfrente en pecado, por haber besado en la mejilla a una niña la noche anterior.
El cara al Sol, el padrenuestro, la hermana de nuestro amigo, El padre confesor que nos ponía el brazo en la espalda con sospechoso fervor.
Tienes razón, tantas y tantas costumbres que han configurado nuestra personalidad... y nosotros, listos como el hambre, donde fuimos, hicimos lo que vimos.

Un abrazo

Any dijo...

Es cierto lo que dice Alfredo, todos hemos vivido cosas parecido y mirá que yo estoy del otro lado del océano.
De cuantas cosas me hiciste acordar, esas costumbres que aprendés de chico y no te sacás mas de encima, te acompañarán hasta el último día.
Un gran abrazo

Mimí- Ana Rico dijo...

Me quedo como tu, con lo mejor de mis recuerdos.
Me he ilustrado mucho, algunos juegos no hab'ia o'io hablar de ellos, lo siento por las tildes, no se que les ocurre.

Desde los mares de Extremadura... un abrazo!

rosa_desastre dijo...

Leerte y revivir, todo es uno...he cerrado los ojos y las mismas calles, los mismos personajes con diferentes nombres, otros lugares...para acabar entre los renglones de este "sabado literario"
Un beso

Anónimo dijo...

Si quieres que te respeten respeta, buena enseñanza. Pero a veces no es suficiente para que respeten tu bagaje congénito, o quizás tu cultura, por lo menos esa es mi experiencia. Creo que lo más importante es que nos respetemos a nosotros mismos y nos adaptemos sin cambiar lo esencial.

Lindo relato, y que las brasas sigan ardiendo. Un abrazo.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Somos nosotros y nuestras circunstancias, dicen, y esas circunstancias nos van formando, dejando huellas que pasan a ser nuestros propios rasgos. Me ha gustado tu texto, me ha transportado rápidamente por tus recuerdos y tus orígenes.


un abrazo, desde el bus.

casss dijo...

Nuestro presente hecho de nuestras historias...En algunos datos todos nos parecemos y hemos vivido circunstancias parecidas, sin lugar a dudas tu buen relato hace muy placentero recordarlas. Incluso hubo costumbres familiares de las que en su momento renegabas, hoy con nostalgia te gustaría volver a vivir...
un fuerte abrazo.

María José Moreno dijo...

Marcadas infancias que nos retrotraen a viejas costumbres, o no tan vejas pero si presentes siempre en nuestra memoria.
Enhorabuena, precisos relato.
Besos

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Precioso. Me ha recordado niñez y juventud, donde se formó nuestra personalidad. Esos recuerdos que a veces permanecen ocultos; pero otras salen a la superficie sin poderlo evitar.
Me ha encantado leerte
Un beso
Carmen

MARU dijo...

Va pasando el tiempo, van pasando cosas, sin que tan siquiera muchas veces lo advirtamos.
Pero, paso a paso vamos acumulando el bagaje, que el final, será nuestra personalidad, nuestras viencias.
Me has traído muchos recuerdos.
Gracias.
Un besito

yonky dijo...

escudriñar en tu interior,apoyado en la bendita memoria genero este bello relato.

cariños

chonoman dijo...

Gracias, abrir la puerta y navegar por mis recuerdos es lo que hice.
Gracias a todos y un besote.
Paola.

Anónimo dijo...

me qued0, pa0la c0n a parte detallista de la niña heciend0 la primera, la f0t0, el vestidit0, el cara al s0l...me qued0 c0n esa parte pues , n0 se, t0da una generaci0n se durmi0, vivi0, c0n es0 y l0 que ell0 c0nllevaba...mas sabes?...en n0 sabiend0 tu edad, mas en sabiend0 que segur0 que casi s0m0s quint0s, sabes, segur0 que n0s pill0 la ep0ca ...n0 se c0m0 decirte...p0dria sr asi:
al men0s y0 nunca percibi un c0rte tremebund0 entre l0q ue vivim0s en cuant0 a c0stumbres en nuestra infancia y l0 uqe ah0ra n0s ha llegad0...cre0 que p0c0 a p0c0...n0 ha habid0 trauma...si l0 hubiera dich0 asi desde un principi0 me h0biera ah0rrad0 tanta palabraa¡¡¡
ja...
gracias, pa0la.
medi0 bes0.

Anónimo dijo...

Tuvimos dientes de leche, de dejarlos debajo de la almohada y foto con mapa de España en las espaldas.

Me has puesto en la evidencia.

Tèsalo

mar... dijo...

Leía tus recuerdos de infancia y me parecía estar leyendo los mios propios, tan parecidos quizá por la cercanía de nuestras localidades, muy, muy cercanas.
Me gustó especialmente tu relato
Un beso de Mar