lunes, 21 de septiembre de 2009

El diletante. A voz en grito


El punto muerto


Los hombres siempre creyeron en los dioses, hasta ahora. Primero fueron politeístas, luego monoteístas, y su religión, la que fuera, les proporcionó un cierto sentido a sus agobiadas vidas. Recientemente se ha declarado que en el estado actual de la ciencia puede afirmarse la no-existencia de dios. Y no es que vayamos a convertirnos en ateos por decreto; pero cuanto los países son más desarrollados, mayor el porcentaje de descreídos, de gentes que ya no saben o no pueden o no quieren usar las muletas religiosas, de personas que han perdido la fe. Tal vez se salvarían los budistas, adeptos a una religión sin dios. Si no hay Más Allá, si solo somos cenizas, aprovechemos mientras no lo seamos. Y la vida de todos los días se convierte en un espectacular y feroz combate por la supervivencia y la consecución de la máxima recompensa; nuestra moral se vuelve perruna y llegamos a un punto muerto de difícil escapatoria. ¡Oh, mentes preclaras del universo mundo, oh 'geveintes' planetarios: en lugar de buscar soluciones mercantiles a los actuales problemas, indagad, con perspicacia, en cielos y tierra los sustitutos de los viejos dioses!

El Diletante

9 comentarios:

L.N.J. dijo...

Magnífico, qué quieres que te diga...; además de cierto, realmente brillante.

Saludos diletante.

Celia Álvarez Fresno dijo...

Muy bien escrito tu relato.
Pienso que a Dios se le tiene que buscar en nosotros mismos. No más allá de las nubes, ni en los espacios Sierales.
Por supuesto, me parece una pérdida de tiempo deliberar sobre esas posibilidades del ser o no ser, mientras existen tantos problemas, tantas vidas sin vida en este Planeta.
Pero... sigo pensando que a Dios sólo se le encuentra en cada uno de los que vivimos. Es preciso descubrirlo, y en ese momento se abre ante el ser humano, un gran abanico de Sabiduría y Percepción.
Un abrazo.

Natàlia Tàrraco dijo...

Magnífico, diletante, soy como tú, pero antes de convertirme en ceniza, en grano de arena, en nada o en el TODO inmersa, me arrimo al CARPE DIEM. Dijo Marcial poeta:
"no esperes a mañana, vive hoy"
y aquel dicho popular: A la muerte llegamos todos vivos.
Algo complicado al que dedicar la vida: conócete a tí mismo, adjudicado a Sócrates.
Algo con que suscribo "sólo sé que no sé nada"
Vaya si tengo la tarde filosófico clásica, perdóname.
!salve y saludos! natalí

Anónimo dijo...

Bueno, ¿y los pobres agnósticos dónde quedamos? Tenga usted en cuenta que la duda es señal de inteligencia, y que tan creyente es el religioso como el ateo: los dos creen; uno que sí y otro que no.

emejota dijo...

Que bien que cada vez seamos más los que sentimos igual y además tan jóvenes. En mis tiempos las videoconferencias eran sueños imposibles y sin darme cuenta estoy aquí. Un saludo de una abuelita novata.

Lupe dijo...

Es impensable para mí no creer en un Ser superior cuando contemplo la inmensidad del mar, los amaneceres, el cielo estrellado, los bosques, el milagro de la vida en un recién nacido...

Acudo a ese Ser superior cuando mi corazón se desborda de alegría por algo recibido y necesito agradecérselo a Alguien.

Y me cobijo en Él cuando el camino se vuelve cuesta arriba y mis fuerzas flaquean.

Cada vez me aterra más la idea el pensar que nosotros solos podemos con todo. Que nos creamos pequeños dioses. Y...así nos va.

Disculpa la extensión diletante, pero salió así.

Un abrazo.

Maat

El desván de la memoria dijo...

Yo creo que, excepto en casos excepcionales, nadie pierde la fe. Lo que ocurre en la actualidad es que hay gente que no tiene esa fe, que nace y crece sin ella, lo cual es otro enfoque, otra cuestión. No es lo mismo dejar de creer en dios que dejar de creer en el nombre que las diversas religiones le han dado a ese dios para propio provecho de unos cuantos. Coincido con Maat en que podemos creer en una entidad superior, creadora del universo, que no ha de acercarse ni por asomo a lo que nos han querido "vender". Y perder esa fe no es tan malo si estamos preparados ante el miedo y la superstición. Desprovistos de un dios protector, nos hemos de convertir en el "superhombre" de Nietzsche, y eso supone una sociedad avanzada y culta, responsable y capaz; algo que todavía le queda muy lejos a la Humanidad.
Un abrazo,
Ramón

Natàlia Tàrraco dijo...

Con cautela, !salve! Nietzche y Zaratustra.
Agnósticos o ateos somos, por el mundo vamos, vivimos, y cosas nos preguntamos que Ese no responde.
natalí

yolandasaenzdetejada dijo...

me ha encantao esto...Yo, ya me he buscao un demonio, en lugar de un dios.