—Perdona papá, pero… ¿qué es la Tierra? –preguntó el pequeño a su progenitor.
Este, acomodando su cuerpo, se dispuso a contestar:
—Esta es la Tierra…, con sus valles fértiles, colinas serpenteantes, montañas en eterno nevadas, lagos cristalinos, mares intensos y un horizonte que, más allá, lleva indefectiblemente… al abismo. Todos sabemos que la Tierra es plana y se encuentra apoyada sobre cuatro enormes elefantes que la sostienen, a manera de columnas. A su vez, los elefantes están apoyados sobre una gigantesca tortuga que gira con pasos lentos, en círculo, sobre la Nada. Este movimiento repetido e incansable es el que da origen a los días y las noches, dado que la Luna y el Sol permanecen fijos en el firmamento y las estrellas son pequeños agujeros en el techo de la Nada, por donde se filtran los rayos de luz que permiten entrever otro Sol, del que nada sabemos, y que sólo puede verse de noche.
El niño pensó cuánta sabiduría se escondía en su padre, mientras miraba con atención el increíble firmamento.
jueves, 30 de diciembre de 2004
Sabia respuesta
Mariano Tamagnini (Finalista Certamen Acumán 2004)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario