sábado, 3 de octubre de 2009

Sábados Literarios de Mercedes. Historias de mis muebles.



Sillones
Paola del Campo


Mi hija se casa, visitamos tiendas de muebles en una carrera de fondo, exhaustas. Mi niña no encuentra dos sillones de determinada forma y color. Este no, aquel no... Agotada, le pregunto cómo son. No sé, quizá no los hayan fabricado aún.

Poco a poco los describe. Afloran recuerdos y mi memoria dice ¡ahí están! Yo me siento acurrucada en el sillón, dormida, y entonces entendí que quería esa nostalgia de mi infancia para mis futuros nietos.
¿Tienes prisa?
No.
Arranco el coche y emprendo el camino que nos llevará a la casa que guarda parte de mi niñez. Mi madre compró una casa en el pueblo. Ya nadie viene por aquí, almacén de trastos familiares. Le pido las llaves a Candela, la vecina. Las bisagras chirrían, las contraventanas saludan con una claridad tenue.

¡Amá, esos son los sillones que quiero!, oigo gritar a mi hija.

Hoy sonrío al pensar que mi madre fue una mujer muy adelantada a su tiempo. El hogar de mi niñez creado por ella, rincón de calor humano, fue demasiado moderno a mis ojos. 47 años después, tapizados de alegres colores, los sillones de mi infancia adornan el futuro hogar de mi hija. Yo espero que cobijen los sueños de mis nietos, como en su día cobijaron los míos.
.
Esta semana conduce Teresa Cameselle. Para comprar billete-bus-literario, pasa por su blog.

20 comentarios:

Alfredo dijo...

Es cierto, la sensación que percibes de entrada en un sillón que te convence es la idea de que te abrace, te envuelva, te cobije, y esos muebles retirados y almacenados tenían "madre" hecha con tiempo y calor.

Besos

Anónimo dijo...

que lo que amamos esté junto a lo que amamos

Lupe dijo...

Hola Paola.

Un bello relato. ¡Qué cariño guardamos a todo lo relacionado con un antes!

Abrazos.

Maat

JOQUI dijo...

Que buen escrito, mucha profundidad ... Apenas para empezar este nuevo dia. Espero que visites mi sitio, en el cual publico mis escritos, esos que me nacen del alma para la mujer que Quiero. COmentame y podemos hablar de un Intercambio de enlaces.

http://hondaherida.blogspot.com

EXITOS !!!

Anónimo dijo...

no-ta-ble!

Natàlia Tàrraco dijo...

Paola, casi todas/os, hablais de viejos muebles, los que evocan mil recuerdos.
Un sillón que pasa de abuelos a hijos, a nietos...guarda calores, envuelve su cálido cuerpo nuestro cuerpo y nos cuenta historias.
Buena descripción de sensaciones y situaciones, bsito, natalí

tag dijo...

Pues si, comprendo perfectamente a esa hija.
Yo que he sido de muebles modernos, conforme han ido pasando los años, he vuelto a apreciar aquellos muebles tan comodos que formaron parte de mi niñez y adolescencia.
Y he ido sustituyendo los nuevos por los viejos.

Un besito

Ardilla Roja dijo...

Hola Paloma.

Entiendo perfectamente a esa hija. A mi misma me hubiese gustado tener la cama de hierro forjado de mi abuela. Busqué mucho, pero no encontré nada que se le pareciera. Tuve la tentación de subirla en un tren y que se recorriera el país, pero mi madre y mis hermanos coincidían en que era una insensatez. ¡Donde vas con esa ruina! me decían. Al final me convencieron.

Ha sido un placer leerte.

Abrazos a repartir con Ramón.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Parece mentira, aquellos sillones seguían en su recuerdo, que bonita nostalgia. A mi me hubieran entrado unas ganas de llorar de la emoción que no te puedes imaginar.
Precioso relato Paola
Un beso

XoseAntón dijo...

Me gustó mucho, Paola, muestras esa sincronía que se produce entre nietos y abuelos de manera genial. Es cierto, los hijos nunca coinciden en los gustos con sus padres, sino con los de los abuelos. Felicidades. Suerte en el certamen.

Bikiños

Mar Cano Montil dijo...

Querida Paola:

Me ha conmovido profundamnete tu relato, no sólo por lo impecablemente escrito que está, sino por la historia que entraña, las nostalgias que se acunan en cada una de tus palabras...

ENHORABUENA.

Un fuerte abrazo para todos los desvaneros.

balamgo dijo...

Preciosa y enternecedora historia.La vida, aunque parezca que nos lleva de un sitio a otro,al final siempre en muchos aspectos, retornamos al mismo sitio.
Me ha encantado la historia.

mar... dijo...

Precioso relato, y que intuición la de esa madre que supo darse cuenta de lo que buscaba su hija antes que ella misma
Me ha gustado mucho
Un beso de Mar

chonoman dijo...

La madre soy yo, la hija es María mi hija mayor, se casa en junio.
Los sillones existen y ya forman parte del presente de mi hija como lo formaron de mi pasado.
Gracias a todos y un besote.
Paola.

Teresa Cameselle dijo...

Hola, Paloma, perdona por no haberte recogido antes en el bus, pero veo que el resto de los viajeros no son tan despistados como yo y ya te habían encontrado.
Bonito relato, parece que somos mayoría los que asociamos los muebles con antiguas historias familiares.
Un beso.

Felisa Moreno dijo...

A veces lo antiguo se vuelve nuevo, sólo hace falta cambiar la mirada. Me ha gustado mucho.

Un beso, Paola

casss dijo...

Me encantaría sentarme en esos sillones: seguro que uno se siente tan félíz como en un nido....

un abrazo y un gracias por tus palabras siempre tan entrañables.

Anónimo dijo...

CADA CUAL LEE L0S RELAT0S...L0 MIRA Y VE C0M0...BIEN, ME HA DAD0 P0R LLAMARTE CARR0ZA...YA ABUELA EN EL PENSAMIENT0? PA0LA, CARR0ZA...
MAS ...SABES, EN SIEND0 DE LA EDAD ESA QUE LLAMAN DE 46, CUUAND0 VE0 QUE LAS AMISTADES VAN PARIEND0 Y QUE EL FRUT0 DE ESE PART0 VA CRECIEND0...LECHES, QUE ESPER0 QUE ME AC0MPAÑES EN EL SENTIMIENT0 DE LA CAR0CERIA....
MEDI0 BES0.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Las bisagras, siempre chirrìan pero a continuaciòn necesariamente no aparece una suave claridad.
Algo se ha proyectado desde atràs sobre el presente inmediato. ¿Seràn las casas por dentro, la clave de esa alegrìa y sosiego, que a veces, me han causado?

¡Volver!