Nervios
Belén Solesio López-Bosch
Dí una calada compulsiva al cigarrillo, recordando que había marcado el día siguiente para dejar de fumar. El cenicero, rebosante a las diez de la mañana, reflejaba mi acopio de nicotina para los tiempos difíciles. Al dar el último sorbo a la tercera taza del día, pensé en renunciar también al café. La botella de whisky parecía llamarme desde el mueble bar. ¿Por qué no abandonar además el alcohol? Mañana sería el primer día del año. ¿Qué mejor momento para empezar? Estos pensamientos se agolpaban en mi mente mientras golpeaba nerviosamente el lápiz contra el papel. Como siempre que trato de concentrarme, noté que empezaba a temblarme el párpado izquierdo. Eché un vistazo a mi agenda: entregar de una vez el informe a mi jefe, hablar con mi exmujer sobre las vacaciones de Navidad de los niños, comprar un regalo por su cumpleaños a mi novia, llamar a mi madre. El tacón de mi bota comenzó a golpear rítmicamente el suelo dotado de vida propia. Me levanté, me serví otra taza de café, le eché un buen chorro de whisky y encendí otro cigarro. Quizá sería mejor dejar los buenos propósitos para las vacaciones de verano.
4 comentarios:
Completamente de acuerdo...yo también he planeado dejar el cigarro y el cafe y lo hare cualquier dia del proximo año...
Enhorabuena Belen. Muy bueno el relato. Disfruta del premio
Un saludo
Felicidades Belén
muchas gracias a todos por los ánimos
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