Aureliano Martín Alcón (Seleccionado Certamen Acumán 2005)
Muy pronto me enamoré de ti. Tu pelo rubio y crespo, tan adorado en tu tierra, me envolvió como una cortina de humo, tus ojos me mostraron un mundo lejano del que quiero aprender; pero lo que más me cautivó fue tu sonrisa, cascada que penetra todo mi interior. Tu belleza, tus sentimientos, tus pensamientos... me iban atrapando como fina tela de araña, que poco a poco ibas tejiendo con caricias y amor. Me confundí, todo eso carece de valor, no sirve para nada. Antes de fijarme en esas frivolidades, debí rebuscar, cual amante celoso, en lo más profundo de tu cartera y comprobar si tenías papeles.
Pensaba que Dios nos había creado a todos por igual, no es eso lo que piensan algunos de sus valedores, aquellos que le ponen una vela y otra al diablo. Ahora te quieren alejar de mí. Yo les creí cuando pontificaron que el mundo era uno, pero solo se referían a sus mercancías y consideran que no eres materia prima; será que no te conocen: tú eres capital. Te envían a tu país del que no rechazarán sus frutos, que viajan con toda libertad. Expoliarán tu tierra y no me dejan explorar tu cuerpo, ni navegar por tu mente...
Cuando regreses dile a tus parientes que solo os quieren para sus fastos, para que les limpiéis sus retretes sucios; para que le cambiéis todos vuestros productos por espejos rotos y cuentas de vidrio; ahora lo llaman armas, máquinas, tecnología...
Un día partiré hacia ese horizonte que ahora surcas; pero antes he de convertirme en producto terminado, solo soy un hombre que le queda mucho camino por recorrer hasta poder abrir las aguas, como Moisés, de ese océano que tanto y tanto nos separa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario