lunes, 19 de octubre de 2009

El diletante. A voz en grito



Cancaneo


Exceptuando la firme determinación de seguir en el poder, el señor presidente se dedica al cancaneo. Cancanear significa vagar sin objeto determinado, andar a lo que salga.
Si se trata del paro, se cocinan las estadísticas y manda al alcalde Celestino que nos informe que han logrado que disminuya, cuando la realidad es un doloroso notable aumento.

Si lo que toca es la financiación autonómica, aumentará y será mejor para todos, aunque luego haya que negociar con los catalanes bajo cuerda y le cueste un 1% del PIB al estado.

En declaraciones pomposas asegura que en el 2012 se llegará al equilibrio presupuestario, cuando el pobre no sabe lo que dice y en su mente simplista lo ve todo posible, siempre sin pegar un palo al agua, ni hacer los deberes. Bambi se ha convertido en Alicia en el país de las maravillas.
¡Que trabaje la diplomacia! Tenemos que estar invitados en todos los agasajos mundiales que se celebren y no como convidados de piedra, no, que se note nuestra presencia aunque sea como nuevos ricos. Quinientos millones en ayudas por aquí, cuarenta por allá, para reconstruir un fuerte italiano de pasado español, lo que se necesite, faltaría más. Creo que le han tomado la medida y los malvados del mundo se cachondean de él, y de paso de todos nosotros.. A cambio le dejan enseñar brevemente la dentadura junto a la del Amo.
Y todo esto sería muy divertido si no fuera por qué este triste personaje está contribuyendo de forma decidida a la pérdida de toda una generación, la generación de nuestros hijos.
Un país con un déficit del 10% del PIB y cuatro millones y medio de parados está en una situación extraordinariamente grave, tan grave como para olvidarse de financiaciones autonómicas, de fiestas y de fuegos fatuos.
Entérese de una vez por todas: no queremos contribuir a la gobernanza mundial, no deseamos que nos adjudiquen las olimpiadas, no queremos pertenecer a g-ochos, ni catorces, ni veintes, con nuestros puntos g ya nos las arreglamos. Solo nos queda barrer nuestra casa y ponernos a trabajar muy duro para mitigar el desaguisado. Y si no lo hacemos, pobres de nuestros nietos. Cancanear en lenguaje cheli significa montárselo con desconocidos, el afamado dogging.
Sr. presidente: si no hay otro remedio cancaneenos; pero sin la sonrisa, por favor.

El Diletante

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