Hacerse el muerto
Felisa Moreno Ortega
Me gusta hacerme el muerto. Cruzar los brazos sobre el pecho y poner una pierna sobre otra, quedarme quieto, inmóvil. Acompasar los latidos de mi corazón a un ritmo lento y tenue. Imagino lo que harían los dos si me descubrieran en este instante, cesarían en la pelea continua. Me mirarían atónitos y pensarían, ya está, se ha muerto el viejo. Ella soltaría una lágrima hipócrita, mi sobrino me acercaría un espejo a la boca para asegurarse de que mis pulmones ya no respiran. Después organizarían el entierro, el más barato, un ataúd de pino y una corona de margaritas blancas, he visto la oferta en la funeraria. Me gusta pasarme por allí de vez en cuando y mirar el precio de los funerales de saldo. Disfruto imaginando sus caras de comadrejas cuando lean el testamento, no saben que he cambiado el que firmé delante de ellos, donde les cedía todos mis bienes a cambio de que me cuidaran el resto de mi vida. De eso hace más de veinte años y aún no me he muerto…, ni tengo intención de hacerlo.
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4 comentarios:
Ya había leído este micro en el de Fergutson y me gustó mucho.
¡Enhorabuena, Felisa, es para mí un placer volver a compartir ilusiones literarias contigo!
Besos.
¡Felicidades Felisa! Me reitero en la facilidad con que diversificas los temas de tus relatos.
Besos.
Josevi
¡Enhorabuena, Felisa! Un relato de lo más irónico y bien planteado. Me alegro como la compañera Mar compartir libro contigo.
Un beso
Gracias Mar, Josevi y Carmen,
una abrazo.
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