Mercedes Martín Alfaya (2º Premio Onda Polígono 2008)
Recuerdo el día que llegamos a esta casa, hace ya unos meses. Nos colocaron sobre la alfombra, y allí pasamos la noche. Por la mañana, recorrimos el baño, la cocina y la terraza; donde estuvimos un ratito al sol. Ese día, conocimos al cartero, al repartidor de leche y el pisito del vecino de al lado; por cierto, vaya lujo de baldosas. Sin embargo, hoy estoy muy triste. He perdido a mi compañera. Salió disparada por la ventana en una noche de lujuria y desenfreno y no sé qué habrá sido de ella. Y, ahora, temo que se deshagan de mí, y lo comprendo: ¿para qué sirve una zapatilla solitaria del pie izquierdo?
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